Los exámenes de ingreso a la educación superior para los estudiantes de preuniversitario que se matriculan en el curso diurno comenzaron este octubre. El proceso tiene la particularidad, este año, de contar con dos convocatorias de acceso. El objetivo es organizar la formación en este nivel de enseñanza, luego de las transformaciones provocadas por la pandemia de COVID-19.

La primera ronda de exámenes (en octubre) está dirigida a los estudiantes que concluyeron el duodécimo grado; mientras el estudiantado que comenzó el 12 grado este 4 de septiembre realizará las pruebas en mayo de 2024. 

René Sánchez Díaz, director de Ingreso y Ubicación Laboral del Ministerio de Educación Superior (MES), declaró que la decisión de dos convocatorias responde a la necesidad de «retomar algunas de las particularidades del proceso de ingreso de antes de la pandemia, con énfasis en el rigor para acceder a la universidad, satisfacer la demanda de la economía, que sufre afectaciones por la disminución poblacional u otras causas, y brindar oportunidades a los aspirantes para realizar estudios superiores». 

En relación al comienzo del curso escolar, el MES señaló que iniciará en febrero de 2024 «para los estudiantes que culminaron el duodécimo grado en julio de 2023 y realizan los exámenes de ingreso en octubre de este año. Para lograr que el calendario de este nivel se corresponda de nuevo con el del Mined, se iniciará el curso 2024-2025 en septiembre de 2024 para los que concluyen el nivel medio superior en julio de ese año y el curso académico se extenderá hasta julio de 2025».

Las declaraciones institucionales, sin embargo, no resolvieron las dudas de la ciudadanía sobre cómo se organizará el curso escolar 2024 en este formato. ¿Se ajustarán los planes de estudio para solo un período a desarrollar entre febrero y julio, o en septiembre de 2024 habrá estudiantes de nuevo ingreso y otros en el segundo período de su primer año de carrera? ¿Continuarán desfasados del ciclo lectivo tradicional hasta que culminen sus estudios universitarios?

Según reconoció el propio ministerio, las universidades aún no tienen claras las variantes que aseguren el inicio y la continuidad de cada curso, a partir de febrero de 2024, con la menor afectación posible en la organización docente. 

A las inquietudes se suman las antiguas discusiones sobre la pertinencia de mantener los exámenes de ingreso como requisitos de acceso a la educación superior y las garantías de calidad del proceso cuando es mayor el número de plazas que los aspirantes.

¿Cuándo y cómo ingresar a la educación superior?

La primera convocatoria de ingreso a la educación superior, pactada para octubre de este año, mantuvo en el cronograma evaluativo las asignaturas Matemática (3 de octubre de 2023), Español (6 de octubre de 2023) e Historia (12 de octubre de 2023). «Igualmente, se conserva la convocatoria especial, en noviembre, para casos muy justificados que no se presentaron en la ordinaria», informó Sánchez Díaz.

Los estudiantes cuya convocatoria de ingreso está pactada para mayo de 2024 tienen más claro el camino para la continuidad de estudios. «La idea es iniciar en septiembre de 2024 un nuevo año académico en las universidades cubanas y retomar el cronograma que teníamos antes de la pandemia de COVID-19», según señaló el directivo del MES. 

Sin embargo, las autoridades cubanas nuevamente contradicen sus dictámenes y estrategias con solo meses de diferencia. En junio de 2023, Reinaldo Vázquez Zaldívar, en ese momento director general de Pregrado del Ministerio de Educación Superior, señaló que se había mantenido el sistema de trabajo por año fiscal, motivado en un inicio por la pandemia, «por las ventajas que acarrea: alinea muchos procesos, como la determinación del presupuesto y el trabajo de posgrado, y permite una etapa de seis meses de preparación previa a los exámenes de ingreso para los alumnos de duodécimo grado». Entonces, ¿qué cambió?

El propósito de retomar las tradicionales fechas del curso escolar cubano provoca incertidumbre, sobre todo por la falta de claridad sobre lo que sucederá con los estudiantes de nuevo ingreso. «Deberían ver qué van a hacer con el desfase de cinco meses que hay entre la culminación del doce grado del Mined y el inicio del curso del MES, cinco meses en los que los graduados de doce no tienen absolutamente NADA que hacer», publicó un usuario en el oficialista Cubadebate.

Aun cuando el Ministerio habla de fechas, no ha definido cómo será el proceso: «en estos momentos las universidades están analizando las posibles alternativas y variantes que aseguren el inicio y la continuidad de cada curso con la menor afectación posible en la organización docente para garantizar la calidad en la formación de los profesionales», señaló el MES a Cubadebate.

Los funcionarios argumentaron además que «las normas jurídicas de la Educación Superior, como la Resolución 47 de 2022, conciben la posibilidad de que los cursos en cada universidad y en diferentes carreras se organicen por períodos que pueden ser semestrales, trimestrales o cuatrimestrales, pero esa distribución no se determina centralmente por el MES».

También queda sin respuesta qué sucederá con los estudiantes que se examinan en octubre y deben cumplir 14 meses en el Servicio Militar Activo (SMA). ¿En qué mes y año entran a la universidad? Si en septiembre de 2024 (cuando deberían comenzar el curso escolar) solo habrán transcurrido ocho meses de SMA, ¿deberán esperar hasta septiembre de 2025 para comenzar la universidad?

Hasta el momento, el MES solo ha aclarado que los estudiantes hombres que realizaron los exámenes de ingreso en noviembre de 2022 (tanto los aptos para el SMA como quienes hacen Servicio Socialmente Útil y que concluyen las actividades en enero de 2024), con una carrera asignada, deben matricularse en enero de 2024 o principios de febrero. 

Estudiantes universitarios: ni derecho ni justicia

El comunicado en nombre de un grupo de estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana ha traído al debate público —otra vez— la inconformidad e impotencia de una parte de la juventud cubana con la realidad actual.

¿Prioriza la calidad el proceso de ingreso a la educación superior?

Otro de los temas que regresó a la agenda pública es la pertinencia de los exámenes de ingreso como filtro para entrar a la educación superior.

Muchos cubanos cuestionan la efectividad del requisito de acceso, sobre todo cuando no hace falta aprobar los exámenes para entrar a la universidad. Como prueba está la anterior convocatoria de acceso a este tipo de enseñanza, en la cual solo aprobó el 58 % de los 26 487 jóvenes evaluados, pero había plazas universitarias para todos los aspirantes, según detalló el director de Ingreso y Ubicación laboral.

Incluso la Universidad de Granma anunció en redes sociales que disponía de 1 200 plazas en distintas carreras para los estudiantes de enseñanza media que suspendieron los exámenes de ingreso a la educación superior.

Para el actual proceso de ingreso se ofertan 115 327 plazas, de ellas 57 470 para el curso diurno (divididas en 42 470 para carreras universitarias y 15 000 para técnicos superiores). En la provincia Sancti Spíritus cuentan con más de 3 000 plazas disponibles y solo se presentarán a los exámenes 830 estudiantes de preuniversitario y por concurso. «El mayor número (alrededor de 720) corresponde a la fuente preuniversitaria», detalló a Escambray Marta Montano Rivero, secretaria general de la Universidad de Sancti Spíritus «José Martí Pérez» y responsable del ingreso en el territorio.

Las cuentas matemáticas muestran que no existen aspirantes para más de la mitad de las plazas en la central provincia cubana (en la cual se han otorgado cerca de 400 plazas a los mejores graduados de la Enseñanza Técnica Profesional y a los estudiantes de los diferentes Colegios Universitarios).

Sánchez Díaz reconoció públicamente la existencia de más plazas que aspirantes en los últimos tiempos, una realidad que dicta este 2023 el proceder para el otorgamiento de carreras, de igual forma que el anterior. «Primero se les otorga a los estudiantes aprobados con un mínimo de 60 puntos en los tres exámenes de ingreso, a continuación, se realiza el otorgamiento a aquellos que suspenden al menos uno de los tres exámenes y, por último, para los estudiantes que no se presentaron a estos exámenes, siempre que existan plazas vacantes», dijo. 

Por su parte, el doctor Walter Baluja García, ministro de Educación Superior, ratificó en la Mesa Redonda del 5 de septiembre de 2023 que «las pruebas de ingreso deben tributar a la calidad del ingreso». Sin embargo, insistió en que el objetivo es que «la mayor parte de los jóvenes en edad universitaria estén en ella».

Para muchas personas, si lo que se busca es la calidad del proceso, los estudiantes que no aprueben las pruebas con un mínimo de 60 puntos no deberían entrar a la educación superior; un hecho que los dirigentes del MES reconocieron como un punto a corregir en el futuro cercano. «Para 2025 traeremos otras propuestas, con la premisa de que todo el que ingrese a una universidad deba vencer los contenidos de los exámenes», informó Baluja García.

Acceso a la universidad ¿con o sin pruebas de ingreso?

También existen debates sobre si las pruebas de ingreso miden la capacidad real de los estudiantes. Hay quien considera que le restan «credibilidad y prestigio al bachillerato» y además consumen recursos en su diseño, traslado, calificación.

Por otra parte, algunos defensores de mantener este requisito consideran que «garantiza un verdadero derecho de igualdad para todos porque ahí no vale ser hijo de mamita o de papito, vale tu inteligencia y tu esfuerzo», apuntó un usuario del sitio web Cubadebate. 

El MES, en un comunicado publicado en respuesta a estas inquietudes, defendió la necesidad de realizar los exámenes de ingreso a la universidad y los calificó de «instrumentos que estimulan la preparación de los estudiantes». 

La comunicación oficial también mencionó que «otro objetivo importante de los exámenes es que ordenan el otorgamiento de carreras», al priorizar a quienes aprobaron todos los exámenes.

Sin embargo, los usuarios insistieron en que existe todo un período de tres años en el preuniversitario para evaluar que se cumple con los objetivos de formación, y un escalafón académico para ordenar el proceso de otorgamiento. 

Discriminación política en las universidades: rasgos de continuidad

Al exigir que los profesores escojan entre ser activistas gubernamentales, o renunciar, la viceministra Martha Mesa Valenciano está discriminando por razones políticas.

Por otra parte, la calidad en la formación de los maestros, la cobertura docente y los niveles de exigencia y rigor impactan en la preparación para acceder a la universidad. Un estudio publicado en la revista Juventud Técnica comparó el acumulado de las notas durante los tres años de enseñanza preuniversitaria con las notas en las pruebas de ingreso de estudiantes de La Habana. En el análisis puede comprobarse que hay «una cantidad no despreciable de estudiantes que a pesar de tener acumulados muy altos obtienen resultados bastante modestos en las pruebas de ingreso». 

Para los autores del texto, el análisis evidencia cuán injusto sería «hacer un otorgamiento que solo tuviera en cuenta los acumulados», los cuales responden a los diferentes niveles de exigencia y el rigor de las pruebas que se aplican en las instituciones preuniversitarias. 

El estudio concluye que «las notas acumuladas durante el preuniversitario no constituyen un buen predictor de los resultados de las pruebas de ingreso». Por ello, los autores insisten en «mantener los exámenes de ingreso o algún mecanismo parecido si se quiere realizar el otorgamiento de carreras de una manera que refleje el conocimiento real de los estudiantes».

Desde el Ministerio aseguran que para los próximos años se buscarán nuevas formas para ordenar el proceso de ingreso. «Quizá eso se perfeccione, pero los exámenes de ingreso no se van a retirar y se van a aplicar como están establecidos», señaló Montano Rivero.